Starcrash no es una película que pasará a la historia por su calidad, su argumento o por las actuaciones. Más bien, todo lo contrario. Este film fue protagonizado por nada mas ni nada menos que el carilindo David Hasseldhoff, en la mejor performance de su carrera actoral en todas las pantallas (imaginen cómo habrán sido sus otras actuaciones); y lo secundan la bella Caroline Munro (bella, bella); la retirada pastora evangelista Marjorie Gortner (el eterno sucumbir a las tentaciones terrenales... ); y con un guión que, según cuentan las reseñas, es un italian spaguetti stellar trash copio/pego de Star Wars. Como Star Wars no la vi ( ninguna de ellas ) no puedo decir.
Punto aparte para los (d)efectos especiales, están tan mal hechos que hasta provocan risa.Del director del pergeño no tengo mayores datos salvo que es o era italiano y cuyo nombre es o era Luigi Cozzi. Ya saben: los italianos y la ciencia ficción se llevan igual de bien que los leones y las gacelas.
Por último y para destacar: John Barry como musicalizador - sí, el mismo de las banda de sonido de algunas James Bond- ; y Christopher Plummer en papel de Amo del Universo (¿Cómo lo habrán convencido de actuar acá... ?).
Si alguna vez alguno de ustedes pensaron que no existe algo peor que el dolor de muelas, aún no han visto ésta suerte de averno interminable a la italiana y por lo tanto, de seguro, cambiarán de opinión.
En el caso de Starcrash II el responsable de la bazofia fue el director de cine porno Bitto Albertini ( que con mucha elegancia en este film usa el nombre artístico Ben Norman), y que cuya mano maestra en el cine lujurioso y concupiscente no lo salva del abismo. En cuanto a los protagonistas, de haberlos, pues creo que hacen lo que pueden (no reconocí a nadie importante, pero es que tampoco conozco mucho de estrellas rutilantes italianas del cine libre de ropas). Y con respecto a los efectos especiales, no son efectos ni especiales. La banda de sonido es paupérrima y el argumento es para deprimirse, ¡qué quieren que les diga! Esta película es un atentado a nuestra salud mental.
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