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A Bout de Souffle (1960)

 Esta película es un film de culto, quizás inmerecidamente.

El film es el primero de Godard (Godard no me quita el sueño, voy aclarando...) en formato cine y el guion es de Truffaut y Chabrol, nada menos. La idea del guion está basada en un hecho real: las andanzas de un ladrón y asesino francés y su novia yanki.
Godard saltó instantanemente a la fama internacional de la mano, también, de los protagonistas del film: Jean Paul Belmondo (hermoso y sensual) y la inmerecidamente olvidada Jean Seberg. La película está considerada uno de los mayores éxitos de taquilla de la historia del cine de Francia y es una de las precursoras del nuevo cine francés de los '60.

Sobre de qué trata: un ladrón y asesino en fuga (Belmondo) y su novia yanki poco escrupulosa y con pretensiones de grandeza (la Seberg). Pero también trata de sueños, traiciones, desilusiones, risas, compartir, vivir al filo de la cornisa y aún así ser capaces de disfrutar.

A Bout de Souffle me dejó recordar la gigantesca jerarquía interpretativa de Jean Seberg; de lo buen mozo que era Jean Paul; o lo esencial que es, algunas veces, volver a los clásicos.




Runaway Train (1985)

¿Qué puede haber pasado cuándo se juntaron un genio como el guionista, productor y director ruso Andrei Konchalovsky y el enorme Akira Kurosawa  Pues eso, generaron una genialidad.

En 1985 Konchalovsky aún estaba tratando de adaptar su ritmo y esquema de trabajo al de USA, y mientras tanto, tenía entre manos una historia escrita por el maestro Kurosawa que nunca antes había sido llevada a la pantalla.
Konchalovsky es un artista que filma para gusto y público ruso, alemán, italiano, inglés y yanki y hasta casi dirige las temáticas mas atípicas.
Por eso, en ese lejano ya 1985, la historia de Kurosawa se hizo realidad. La película se llama Runaway Train, y por supuesto, es una obra de arte. El film tiene extraordinarias tomas y secuencias, alguna de las cuales han sido consideradas como memorables. El final es de antología...
Muchos directores ( incluidos Tarantino, Nolan y el gran Affleck ) la tienen en su cinemateca y le declaran abiertamente su amor.
Y claro, a mí me encanta también.




The Dresser (1983)

 The Dresser es una película rara en el repertorio cinematográfico de Peter Yates, que para quién no lo ubica fue el director de Bullit.

Yates no era un Shakesperiano, pero se animó a la adaptación, producción y dirección de la obra de teatro The Dresser de Ronald Harwoord, el mismo que adaptó para Polanski The Pianist.
El argumento es fenomenal: estamos en Inglaterra, plena caída de bombas en la segunda guerra, y estamos en primera fila husmeando milimétricamente las desventuras, cortocircuitos y contradicciones entre un actor Shakesperiano en ocaso pleno y su amanerado asistente de vestuario (que además es confidente, secretario, esclavo, sirviente, cómplice y enemigo...).

La agonía y zozobra de cada función es insoportable para los protagonistas. El actor (un Albert Finney en todo su esplendor...) debe interpretar cada noche un personaje distinto del gran William y ya en la cabeza tiene una ensalada, una confusión, un cansancio y un hartazgo... que para qué les cuento.
El asistente, por su parte ( gloriosa actuación de otro fenómeno: Tom Courtenay ) anda de precipicio en precipicio tratando de manejar su alcoholismo, su sexualidad, su odio-amor por el jefe y sus frustraciones que exceden los cánones de lo soportable.
La perla-detonante, casi al final de la película: el jefe olvida ( ¿ olvida ? ) de ponerlo al sufrido asistente entre la gente a la que agradece en su ni siquiera empezada autobiografía...
En mi muy humilde opinión: una de las 10 mejores películas que vi jamás.



Dr. Strangelove or How I Learn Stop Worrying about The Bomb (1964)

Stanley Kubrick fue el mas británico de los directores de cine de USA; su contrapartida es Guy Ritchie, el mas yanki de todos los directores británicos.

Kubrick vivió toda su vida adulta en Inglaterra. Allí escribió, pensó la dirección, programó, editó, cuidó la fotografía y la iluminación de sus films, muchos de ellos Patrimonio Cultural de la Humanidad - es una afirmación pura y exclusivamente personal -.

Se cuentan muchas cosas de Kubrick., muchas de ellas muy buenas; otras, no tanto.

En un libro que leí sobre Kubrick, y cuyo autor pudo acceder al mítico castillo-bunker del director en Childwickbury Manor (Inglaterra),  se cuenta que todas las áreas comunes de la casa estaban cubiertas con bocetos, cortes de cintas, guiones, anotaciones sobre la luz, sonido, efectos; textos alternativos, notas de dirección y producción, esquemas de escenas, ediciones alternativas y posición de cámaras. Es como si la residencia en su totalidad se hubiese transformado en un Estudio Cinematográfico. Kubrick y su paciente y abnegada esposa salían del castillo para filmar, y una vez finalizada la filmación... a encerrarse de nuevo hasta el próximo film.

Pues la semana pasada disfrutamos otra vez de esta deliciosa y poco inocente película satírica filmada en 1964: Dr. Strangelove. Cuyo título completo es Dr. Strangelove or How I Learn Stop Worrying about The Bomb.
Esta película la descubrí hace unos 7 u 8 años, y desde ese entonces, la miro cada vez que puedo.

De entrada: no parece una de Kubrick.
Porque cuando uno nombra a Kubrick, ¿qué viene a la cabeza? 2001, Full Metal Jacket, Clockwork Orange, Barry Lyndon, The Shinning...

Dr. Strangelove fue el primer largometraje de Kubrick en el que él asume la función de director, guionista, productor y editor. Las mismas funciones que haría en el resto de sus filmes de allí en mas.

La trama de esta delicia fílmica, muy extremadamente cómica y singular es muy risible y bastante disparatada: empieza la guerra nuclear entre USA y la ex URSS por culpa de un general yanki subido a sus humos y egos... que por supuesto no tomará responsabilidad en el desastre; y al final la responsabilidad de la catástrofe es asumida por un oficial de la RAF llamado (o apodado) Mandrake. Por otro lado está el pobre y resignado presidente de USA tratando de contener, inútilmente, la hecatombe; un comandante (de nombre King Kong) de un temible avión B52, cowboy él, y sin demasiadas luces que confunde instrumental, procedimientos y manuales mientras divaga por los cielos con la mentada bomba ; y para terminar, y por supuesto, el científico amoral y patético muy, muy nazi enamorado de su aterradora creación de destrucción masiva: el maléfico Dr. Strangelove.

El elenco es de primer nivel, como cabría de esperar. Y con un Peter Sellers admirable en tres papeles, el Dr. Strangelove, el presidente de USA y el cumplidor oficial de la RAF Mr. Mandrake.
Y claro: también hay un comandante Jack D. Ripper, el ya nombrado capitán de bombardero con el sugestivo nombre King Kong y otro oficial con el maravilloso nombre Bat Guano.


Imagen bajo licencia de Wikimedia Commons




The Trial (1962)

 Orson Welles siempre tuvo esa manía de estar en todo, como Stanley Kubrick.

Y estar en todo al mismo tiempo no se puede, aunque se sea un genio.
A título personal a mí me gusta el Orson Welles actor, mas que el director o guionista o productor.
Welles como actor ha sido magistral, en mi opinión.
Lo recuerdo en películas actuando magistralmente como en The Third Man, o The Stranger. O en Touch of Evil, que para mí es la mejor película de Welles como director y actor. Pero como siempre digo, es cuestión de gustos.

The Trial en su versión cinematográfica es un extraordinario homenaje Noir a la novela de de Kafka del mismo nombre, texto muy bien adaptado por Welles.
Y me parece que ésta es la película mas Kafkiana jamás filmada. Welles además dotó a la película con una escenografía magistral y un juego de luces tenebrosas y e inusuales juegos de cámara que ponen la piel de gallina.
Me dá la impresión que Welles logró captar el sentido opresivo, ambiguo y alienante de un Kafka que nunca terminó de escribir esta novela. Mucho de la obra de Kafka estaba incompleto, sin corregir y disgregado al momento de publicarse, y The Trial no fue una excepción.
Y un poco en la misma senda tenemos a Welles, que a la manera Kafkiana, dejó cientos de guiones cinematográficos sin completar; decenas de películas a medio filmar; varias obras de teatro incompletas y decenas de proyectos de TV en plena producción.
Welles, además de multiprolífico y multifacético era un adicto al trabajo: pasaba semanas enteras sin dormir escribiendo, diseñando, produciendo, actuando o dirigiendo y sometiendo a sus colaboradores, actores y técnicos a jornadas de 40 o mas horas de filmación ininterrumpida.

Con todo lo dicho llego al actor que ha dado vida al protagonista de esta película: Anthony Perkins.
Perkins logra una catapulta al Olimpo por su actuación: brillante, perfecto, hasta como luminoso a pesar de la atmósfera siniestra del film.


Imagen bajo licencia de Wikimedia Commons




The Conversation (1974)

La verdad es que tengo sentimientos encontrados con Francis Ford Coppola: sus películas me enamoran o me provocan un confeso rechazo. Por supuesto The Conversation ha pasado a estar entre mis favoritas y es una película de culto y considerada por críticos especializados como una obra maestra. 

Desconozco si la película The Conversation es considerada un Film Noir tardío. Lo merecería: la oscuridad del personaje pendulando entre su fé católica y sus bajezas; el tratamiento de luz y contrastes; y por último el piloto de lluvias que acompaña al protagonista hasta en días de pleno sol.

No deseo adelantar mucho el argumento, quizás alguno de ustedes la vé y descubre como yo un film superlativo.
La historia, explicada muy breve, es la siguiente: espía profesional no gubernamental muy católico que graba conversaciones, una pareja que camina en círculos por un parque en San Francisco susurrando un ¿ encuentro ? en un hotel, un cliente-marido despechado por el adulterio de su esposa, los dilemas morales del espía ( sobre todo teniendo en cuenta otros casos en los que sus grabaciones resultaron letales ) y la envidia y celos profesionales de sus colegas que también están en el negocio de espiar a los demás y sacar el mayor rédito posible de ello.
Y al final... nada fue como planeado y nada fue lo que parecía ser.

Tengan en cuenta que esta película se estrenó cuando el fenomenal escándalo del Watergate.
Supongo que debe haber muchos análisis de ella y su momento histórico.
De momento y con mucha humildad solo les ofrezco mis punto de vista.

El elenco es una gema: Gene Hackman ( otro actor fabuloso maltratado en su momento por horrendos encasillamientos... ), Robert Duvall, un jovensísimo Harrison Ford ( siempre haciendo de sí mismo... con las décadas no ha cambiado ).

En uno de los tramos de la película se muestra una feria-convención de 'espías'.
Pues hasta que no fui a una creí que no existían; es ese tipo de ferias donde se venden aparatos de escucha, espionaje y todo tipo de objetos para observar, grabar y husmear en la vida de los demás. Y aunque parezca raro, suelen ser muy concurridas; se las conoce como 'Ferias de Seguridad'.



Imagen bajo licencia de Creative Commons









Rope (1948)

 Hace unas semanas vi otra vez "Rope" de Alfred Hitchcock. La habré visto una docena de veces. Y cada vez noto que la película entrega mas de sí. A cada vista renueva mi interés, que es un interés basado en que nunca se termina de dimensionar a un genio. Porque Hitchcock fue un genio. Lo fue en casi todos los órdenes: técnicas, montaje, escenografías, iluminación, dirección de actores, temáticas....

Rope es la primer película gay del cine occidental. Desconozco si existe otra película anterior a la de Hitchcock; con los datos y libros que cuento a la mano me parece que ésta fue la primera. Por lo que agiganta la figura del gran director británico: cómo pudo hacer una película gay en plena caza de brujas en la génesis del Maccartismo, con Hoover ( el tirano del FBI ) espiándolo descaradamente, con toda la pacata industria de Hollywood horrorizada y la clase media estadounidense perpleja ante un film que es una obra de arte. El primer film abiertamente gay de Hollywood.
Eso se llama tener coraje, caballeros ( y damas ).

La trama es sencilla: dos jóvenes brillantes, adinerados y ociosos (claramente amantes) matan a un compañero de estudios y lo esconden en una caja. Ponen la caja en medio del salón y ofrecen un agasajo a la familia del joven asesinado, su novia, su padre y una tía del difunto mas un profesor al que ellos admiran. Lo admiran porque el profesor constantemente alude en sus clases a las teorías de Spengler y Nietzsche sobre los elegidos, los seres superiores, los retos y sacrificios. Esos jóvenes tan brillantes, tan inteligentes y brutales ofrecen, a su manera, este banquete totémico y hedonista en señal de devoción al profesor. Profesor que los termina aborreciendo y odiándose a sí mismo por la tragedia que cree, indirectamente, haber causado. Y un final.....

Como ya dije el film es una obra maestra. Debería ser de vista obligada en los institutos y universidades por varias razones: su estética, el ritmo, las actuaciones, la temática, la cintura para evadir la censura.... un genio.
Hitchcock le dio al film un escenario teatral. Todo filmado con cortes cada 10 minutos ( el contenido de la lata de celuloide ) sin editar y casi en tiempo real. La película se filmó en poco mas de un día y casi no tiene edición salvo la unión de los cortes y un par de enfoques que necesitaron cambio de decorado. Porque todo lo que se ve atrás de los planos largos y cortos es decorado, señoras y señores, todo decorado que según conveniencia se corría también en tiempo real. Tiene un único plano exterior y está al principio: un plano maravilloso que gira 180 grados desde una calle hasta el balcón del piso donde se desarrolla el drama. Y el sonido es de toma única. Lo que se dice.... una obra maestra en cada gesto, en cada fotograma, en cada línea, en cada detalle. Porque este genio se atrevió a escenas marcadamente homoeróticas sin que le tiemble el pulso, donde la seducción de los amantes se respira y ve sin tapujos y sin disimular. Un maestro.

Cuando Hitchcock empezó el proyecto todas las grandes estrellas de Hollywood huyeron en estampida: una película sobre gays y en color ( la primera del genio de papada abultada ) no atrajo a casi nadie. Tardó un tiempo hasta conseguir dos valientes ( en la vida real eran gays ): John Dall y Farley Granger. Y a ellos se sumó el enorme James Stewart ( republicano y conservador ) por consejo de su amigo de toda la vida, el también magistral Henry Fonda. Stewart dejó a un lado sus ideas y se sumó al loco proyecto de filmar en toma única y con cámara lineal una obra de teatro cuyo autor fue Patrick Hamilton. Él también fue un corajudo.


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The Piano (1993)

 The Piano es una película que no me canso de ver. La recuerdo como una película bella, en tonos apagados y esfumados, dura, difícil. Con una banda de sonido espectacular de Michael Nyman y unas actuaciones maravillosas. Y un tema complicado si los hay: las relaciones humanas. Las relaciones humanas que son amor, odio, rencor, traición, lealtad, secretos y revelaciones; simular esconder un amor es solo para artistas del juego de la vida, y no era el caso.

Qué difícil es amar al hombre equivocado. Qué difícil es amar a la mujer de otro. Un trío extraño donde los silencios y las señas valen mas que mil palabras al compás de la brutalidad y las inclemencias de una tierra terrible e inhóspita: la Nueva Zelanda de mitad de siglo XIX.

Un piano en la playa, un mestizo que pide acariciar entre sonidos y silencios. Una adúltera que no es tal, porque cuando el amor sangra todo vale, hasta los engaños. Porque el amor es abandonarse y aceptar el dolor y la humillación; mutilar también es un acto de amor. Y cuando todo ese cúmulo de sentidos y situaciones límite se chocan con la mas abyecta y difícil realidad salta a la vista lo que es cada cual, al desnudo. The Piano es una de las mejores películas del siglo XX.

Actuaciones escandalosamente maravillosas de Harvey Keitel, Holly Hunter y Sam Neil. La inmensa Jane Campion, neozelandesa 100 x 100 en su salsa y ambiente. Y la música, como ya dije, de Nyman.



The Stranger (1946)

 Orson Wells fue como un iceberg. Solo emergió la punta de su inmenso talento; punta, si se quiere, abundante de seguidores, fanáticos, admiradores y agradecidos por una obra colosal e incombustible que abarca no solo a la dirección de films sino todo el desarrollo en cuanto a guiones ( radio, TV, cine ), producción y dirección ( radio, TV, cine ), actor y locutor ( también en los tres soportes antes mencionados ).

Welles recolocó a la industria de Hollywood - siempre sedienta de talentos que le traigan un soplo de originalidad - con historias bien filmadas, bien actuadas, con una estupenda fotografía y la luz típica de los Film Noir - que mucho de mito tiene... -.
Es de sobra conocido que Welles solía actuar en películas en las que no encontraba protagonista que se adecuara a sus pretensiones. Pero es que era difícil adecuarse a las pretenciones de un genio....

The Stranger es maravillosa desde el título, pues la palabra " stranger " se presta a múltiples juegos: extraño, forastero, que no es del lugar..... que desconoce, que no está a gusto.
La trama es increíblemente buena y acá también hay un reloj ( pero monumental ) que es el nudo central de la historia. Porque un relojero fanático nunca deja de serlo.... aunque esté escapando de su pasado de criminal nazi y trate de parecer lo que no es. Hay un juego de apariencias débiles que caen ante la evidencia de que no se puede borrar el pasado con un asesinato y unas respuestas evasivas dadas a un experto en descubrir mentiras en respuestas evasivas.
Welles se luce como actor - porque fue un actor brillante - y como director. Es la película que mas me gusta de este hombre fantástico.
Debajo del iceberg poco emergió, y es una pena, ya que su manera de ver el cine tuvo un efecto de detonación por lo revulsiva y original. Un ocultamiento inmerecido porque de lo poco que se conoce de su producción como dibujante, escritor, compositor musical y pintor les puedo asegurar que este hombre fue un superdotado.



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Atonement (2007)

Dado el poco interés que me genera el cine actual poco sé ( casi nada, para ser mas enfática ) de lo que pasa o qué se estrena.

Por eso es que esta obra maestra se me pasó de largo. Pero gracias a los Dioses y las fuerzas cósmicas están también los amigos cinéfilos que me guardan y obligan ( en algunos casos ) a desandar mi soberana ineptitud a seguir el ritmo de una industria que, de no ser por los 3D, 4D y el no se qué hace rato se hubiese quedado sin espectadores.

Un día un amigo llegó a mi casa y exclamó: "¡ Tenés que ver ésta película !". La vimos juntos. Y me quedé muda de fascinación. Es una obra maestra en todos sus fotogramas - ya no existen porque ahora es todo digital, pero queda linda la palabra " fotograma" -. Una genial adaptación de la novela del gran Ian Mc Ewan. Fabulosa puesta en escena, maravillosas actuaciones, gran edición ( imperdibles las escenas de la retirada británica en la costa francesa ) y un glorioso suspenso que no decae.
Me sorprendió el director, que es el mismo de Pride & Prejudice, porque en esa película me resultó pesado y aburrido.... medio que lo tenía tachado de la lista. Pero acá se redime... cada segundo es de una majestuosidad, crudeza, belleza y realismo que está a la vista de quién se anime a ver muchas dimensiones en una pantalla plana. En el último mes me ví la película tres veces, incluso hoy.

La vida tiene momentos cruciales, al decir de Mc Ewan, que en un minúsculo detalle puede transformar un paraíso en un infierno. Porque se trata un poco de eso: tres relatos atornillados a los recuerdos de un error que no se remedia en una vida entera. Y que la protagonista, a través de su autobiografía novelada transforma en memoria-ficcional un deseo incomponible e imposible que a su vez es ( y fue ) su realidad brutal y descompuesta, de alguna manera, en su presente que según ella no merece y en el que espera, de alguna forma, una tardía redención.

De los protagonistas solo conozco a Benedit Cumberbatch y la suprema Vanesa Redgrave. Aparecen otros actores que sé que son famosos. Pero como no puedo hablar de lo que no sé, no digo nada de ellos.
Y claro que a Joe Wright le abrí la cuenta otra vez.


Imagen de Ian Mc Ewan de Wikimedia Commons y bajo licencia Creative Commons.





Tinker, Tailor, Soldier, Spy (2011)

 Smiley es, a mi entender, la síntesis perfecta de los memorables personajes de la guerra fría que inundaron las páginas de las tramas del brillante John le Carré. Smiley tuvo ( tiene, en la ficción que nunca acaba ) su contrapartida perfecta, el asombroso contrapunto de un ser mezquino, provocador y pendenciero, el astuto Control.

Todo se desarrolla en el Circus, nombre con el que se conoce el Headquarters del Servicio Secreto Británico. Control sospecha que hay un infiltrado en la cúpula máxima del Circus..... y el " topo" puede llegar a ser hasta el propio Smiley. Forzados ambos a dejar el servicio por ¿ viejos o anticuados.... o ambas cosas ? empieza el juego de desovillar la madeja, buscar el hilo de Ariadna que nos lleva a un final increíble. Con Control " suicidado" y con un Smiley siempre calmo, siempre centrado y medido la historia se cuenta sola en tiempo pausado y solemne, como todo lo de le Carré ( que dicho sea de paso..... antes de dedicarse a escribir con este seudónimo él mismo fue espía ).

La novela Tinker, Tailor, Soldier, Spy fue llevada brillantemente a la pantalla chica en 1979 en una superproducción de la BBC de 10 capítulos con en enorme Alec Guinness como Smiley. En esta ocasión le Carré no hizo concesiones: los diálogos son tal y como aparecen en su novela.... y hasta él mismo eligió actores y locaciones ( tal y como los imaginó ).

Pero a semejante ficción de espías donde nada es lo que parece le faltaba una película. Y ésta se filmó en 2011 con un elencazo y con le Carré otra vez supervisándolo todo ( obsesivo el hombre ). El poder de síntesis y las escenas estupendamente estructuradas permiten el lucimiento de los actores: John Hurt, Gary Oldman, Colin Firth, Benedit Cumberbatch - a quién ya tenemos hasta en la sopa - y Tom Hardy se sacan chispas en actuaciones fabulosas.

Un párrafo aparte para el " actor de actores " Gary Oldman. Porque si hay un intérprete unánimemente admirado por sus pares ( nada mejor ) es este maravilloso caracterizador y constructor de personajes. El que ya vio la película coincidirá conmigo: es un lujo poder verlo a Oldman, un lujo que no hay que desperdiciar.







 

Mephisto (1981)

 Las técnicas de supervivencia algunas veces dejan tatuajes que no se borran ni con obras geniales como Mephisto. István Szabó llevó al cine una adaptación bastante libre de la novela de Klaus Mann( mas que sui generis, a decir la verdad ) mezclando en la misma olla el Fausto de Goethe y la novela Doktor Faustus del padre de Klaus, Thomas Mann, que no quiso perderse el tren irresistible de almas vendidas al mal en pos de belleza, éxito, fascinación por la oscuridad, o la horrenda lujuria del dolor ajeno. El Mephisto de Szabó es una de las mas hermosas, duras, crueles y terribles películas que ví hasta ahora. Película que retrata como pocas la degradación de un alma creativa y sensible que, para poder permanecer en un statu quo mientras los nazis linchan, matan, torturan, aniquilan y degradan no hesita en coquetear con el abismo nazi.... un alma que no siente interés por nada mas que él mismo, sus interpretaciones y sus ambiciones.


István Szabó utiliza en este maravilloso film protagonizado por el increíble Klaus María Brandauer la manera delicada y elegante de justificar de haber sido informante de la policía secreta húngara durante los años de la guerra fría. Y de forma directa y clara toma el tema de la novela ( y no tanto ) de Klaus Mann para mostrar cómo un actor extremadamente talentoso trata de desarrollar su arte y su vida a la par del crecimiento del régimen nazi. Y de cómo el talento, el arte y el poder corrupto y descompuesto de los totalitarismos pueden convivir e inundar el alma plástica y maleable de un hombre que cree que con sus actuaciones, sus amantes, su carisma y su relación casi carnal y ambigua con los jerarcas nazis le darán inmunidad. Creo que Szabó se sintió en la piel de Brandauer, y trata de explicar lo inexplicable pariendo ( si me permiten la licencia del término ) un film que ha quedado para la historia y la memoria ( Oscar incluido ).

Klaus Mann, el extremadamente talentoso escritor hijo de Thomas, escribió su novela despechado y herido por los desplantes de su amante, el gran actor alemán Gustav Grundgens, ventilando las relaciones de éste con el régimen nazi sin piedad y sin reparos. Por lo que en realidad la novela no es tal sino que una biografía no autorizada de su ex pareja ( famoso por sus coqueteos con el régimen nazi ).
Como dato curioso.... Mann y Grundgens fueron cuñados a la vez de amantes, pues en Mefistofélico Gustav fue marido de la hermana de Mann. Vaya trama.

Foto de Klaus Mann, imagen de Store norske leksicon bajo licencia Creative Commons.








El Año Pasado en Marienbad (1961)

 No me gusta hablar de seres superdotados, espléndidos, fuera de serie. Salvo que ese ser se haya llamado Alain Resnais. Resnais ha sido el gran genio del cine francés. Imitado, admirado, copiado, amado.... odiado. Formó junto a Truffaut y Goddard un tridente de gloria para el celuloide francés que se dio en llamar " La nouvelle Vague " ( la nueva ola ).

A mi modo de ver no es posible hablar de ola y juntarlos. Los tres diferían en criterios, elecciones, soportes y memoria. Y de los tres Resnais fue el mas atrevido, el mas experimental y el que se atrevió a caminar en las cornisas de la creación cruda y absoluta teñida de irrealidad.

Resnais ha sido por lejos el cineasta francés mas completo del que se tenga memoria: gran editor, un obsesionado de la luz y el montaje; detallista enfermo en el guion y vestuario ( que supervisaba personalmente ), increíble productor- participante en cada cuadro, cada toma, cada arista de composición; y ante todo, un estupendo supervisor de " continuidad". La continuidad en el cine hace referencia al grupo de auditores que estudian y aprueban las puestas en escena. Por dar un ejemplo.... en una película sobre la Segunda Guerra Mundial no puede aparecer un reloj fabricado en los ´60, o ropa que para la época no existía. La continuidad también alude a que si la película está ambientada en la guerra de Vietnam no aparezcan malayos o filipinos como extras ( tienen el pliegue epicántrico diferente ). Pues eso, Resnais era un loco de la continuidad, nada quedaba fuera de su ojo avisor.

Si bien Hiroshima mon Amour es su película mas aclamada.... mi favorita es El año pasado en Marienbad. La película es belleza desconcertante desde el inicio: no hay nombres, no hay cronología, solo lujo que estalla a los ojos, ambición descontrolada por explicar con pruebas y palabras....que no prueban nada. El alma y sentidos del espectador dan saltos continuos junto con los fotogramas que se bifurcan en una historia dentro de otra, sobre un lugar al que se hace referencia sin saber si existe, si las personas que lo nombran han estado allí; o si los protagonistas ( dos hombres y una mujer.... cuando no ) han tenido la oportunidad de verse a sí mismos, allá o acá, dá igual.
La puesta en escena es meticulosa, voluptuosa para la época. Los actores circulan entre las idas y vueltas y los cambios en la escenografía que nunca es la misma, todo cambia, al igual que la memoria y los recuerdos de los que estuvieron allí.... o no estuvieron. Nunca se sabrá si al final ellos fueron amantes ( ¿ si o no ? no estoy segura); si el esposo la cela o desea alimentar un poco la doble moral de los masoquistas del amor o si solo fue un sueño, uno mas en la cabeza de Resnais.
Se pueden imaginar que semejante argumento ( basado en la novela La invención de Morel de Adolfo Bioy Casares ) lleno de recovecos y autopistas discursivas despistó a mas de uno - me incluyo -. Porque hasta que le agarré el gustito a Resnais y su cine de una pretensión superadora y vanidosa pasaron años, canas y lecturas.