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A Bout de Souffle (1960)

 Esta película es un film de culto, quizás inmerecidamente.

El film es el primero de Godard (Godard no me quita el sueño, voy aclarando...) en formato cine y el guion es de Truffaut y Chabrol, nada menos. La idea del guion está basada en un hecho real: las andanzas de un ladrón y asesino francés y su novia yanki.
Godard saltó instantanemente a la fama internacional de la mano, también, de los protagonistas del film: Jean Paul Belmondo (hermoso y sensual) y la inmerecidamente olvidada Jean Seberg. La película está considerada uno de los mayores éxitos de taquilla de la historia del cine de Francia y es una de las precursoras del nuevo cine francés de los '60.

Sobre de qué trata: un ladrón y asesino en fuga (Belmondo) y su novia yanki poco escrupulosa y con pretensiones de grandeza (la Seberg). Pero también trata de sueños, traiciones, desilusiones, risas, compartir, vivir al filo de la cornisa y aún así ser capaces de disfrutar.

A Bout de Souffle me dejó recordar la gigantesca jerarquía interpretativa de Jean Seberg; de lo buen mozo que era Jean Paul; o lo esencial que es, algunas veces, volver a los clásicos.




Sling Blade (1996)

La primera vez que vi Sling Blade, quizás un par de décadas atrás, me dolió.

Es una película durísima, muy descarnada.
Y la semana pasada me volvió a doler. La película es demoledora.
No oculto mi simpatía por Billy Bob Thornthon, la verdad. En esta película deslumbra, sobre todo, en su actuación.
Thornton me hace acordar mucho a Peter Falk, que ya lo nombré mas arriba.
Ambos con un rango dramático excepcional y con una ductibilidad actoral inusual en actores yankis.
Thornthon tuvo un enorme defecto en su momento, el mismo defecto que Orson Welles y Kubrick y otros: creer que se puede hacer todo, estar en todo, hacerce cargo de todo y encima que la perfección reine.
Por suerte para Thornthon, y para aquellos que lo admiramos, se dio cuenta a tiempo que debe, algunas veces, resignar espacios. Sus películas como productor/director/guionista/actor, todo al mismo tiempo, solo ocupan 4 o 5 filmes en su extensísima carrera.
Si me preguntan qué prefiero de Thornthon, pues digo que actor.
Como director es fantástico, como guionista, maravilloso; como productor, acertado; pero como actor es sublime.
No sé si alguno de ustedes ha podido ver la serie de Prime Video Goliath. Allí Thornthon da clases magistrales de cómo se actúa con prudencia, con pericia y dando espacios y luz al resto del elenco, que por cierto, no tiene desperdicio.

Sobre el tema de Sling Blade: ¿ Cómo logran inserción social aquellos con capacidades diferentes que han cometido crímenes ? ¿ Se puede volver a empezar de cero... ? ¿ Matar es la solución... ?
Bueno, son preguntas que no tienen respuesta en la vida real, supongo. Pero en la película...


Imagen bajo licencia de Wikimedia Commons







Runaway Train (1985)

¿Qué puede haber pasado cuándo se juntaron un genio como el guionista, productor y director ruso Andrei Konchalovsky y el enorme Akira Kurosawa  Pues eso, generaron una genialidad.

En 1985 Konchalovsky aún estaba tratando de adaptar su ritmo y esquema de trabajo al de USA, y mientras tanto, tenía entre manos una historia escrita por el maestro Kurosawa que nunca antes había sido llevada a la pantalla.
Konchalovsky es un artista que filma para gusto y público ruso, alemán, italiano, inglés y yanki y hasta casi dirige las temáticas mas atípicas.
Por eso, en ese lejano ya 1985, la historia de Kurosawa se hizo realidad. La película se llama Runaway Train, y por supuesto, es una obra de arte. El film tiene extraordinarias tomas y secuencias, alguna de las cuales han sido consideradas como memorables. El final es de antología...
Muchos directores ( incluidos Tarantino, Nolan y el gran Affleck ) la tienen en su cinemateca y le declaran abiertamente su amor.
Y claro, a mí me encanta también.




The Dresser (1983)

 The Dresser es una película rara en el repertorio cinematográfico de Peter Yates, que para quién no lo ubica fue el director de Bullit.

Yates no era un Shakesperiano, pero se animó a la adaptación, producción y dirección de la obra de teatro The Dresser de Ronald Harwoord, el mismo que adaptó para Polanski The Pianist.
El argumento es fenomenal: estamos en Inglaterra, plena caída de bombas en la segunda guerra, y estamos en primera fila husmeando milimétricamente las desventuras, cortocircuitos y contradicciones entre un actor Shakesperiano en ocaso pleno y su amanerado asistente de vestuario (que además es confidente, secretario, esclavo, sirviente, cómplice y enemigo...).

La agonía y zozobra de cada función es insoportable para los protagonistas. El actor (un Albert Finney en todo su esplendor...) debe interpretar cada noche un personaje distinto del gran William y ya en la cabeza tiene una ensalada, una confusión, un cansancio y un hartazgo... que para qué les cuento.
El asistente, por su parte ( gloriosa actuación de otro fenómeno: Tom Courtenay ) anda de precipicio en precipicio tratando de manejar su alcoholismo, su sexualidad, su odio-amor por el jefe y sus frustraciones que exceden los cánones de lo soportable.
La perla-detonante, casi al final de la película: el jefe olvida ( ¿ olvida ? ) de ponerlo al sufrido asistente entre la gente a la que agradece en su ni siquiera empezada autobiografía...
En mi muy humilde opinión: una de las 10 mejores películas que vi jamás.



Dr. Strangelove or How I Learn Stop Worrying about The Bomb (1964)

Stanley Kubrick fue el mas británico de los directores de cine de USA; su contrapartida es Guy Ritchie, el mas yanki de todos los directores británicos.

Kubrick vivió toda su vida adulta en Inglaterra. Allí escribió, pensó la dirección, programó, editó, cuidó la fotografía y la iluminación de sus films, muchos de ellos Patrimonio Cultural de la Humanidad - es una afirmación pura y exclusivamente personal -.

Se cuentan muchas cosas de Kubrick., muchas de ellas muy buenas; otras, no tanto.

En un libro que leí sobre Kubrick, y cuyo autor pudo acceder al mítico castillo-bunker del director en Childwickbury Manor (Inglaterra),  se cuenta que todas las áreas comunes de la casa estaban cubiertas con bocetos, cortes de cintas, guiones, anotaciones sobre la luz, sonido, efectos; textos alternativos, notas de dirección y producción, esquemas de escenas, ediciones alternativas y posición de cámaras. Es como si la residencia en su totalidad se hubiese transformado en un Estudio Cinematográfico. Kubrick y su paciente y abnegada esposa salían del castillo para filmar, y una vez finalizada la filmación... a encerrarse de nuevo hasta el próximo film.

Pues la semana pasada disfrutamos otra vez de esta deliciosa y poco inocente película satírica filmada en 1964: Dr. Strangelove. Cuyo título completo es Dr. Strangelove or How I Learn Stop Worrying about The Bomb.
Esta película la descubrí hace unos 7 u 8 años, y desde ese entonces, la miro cada vez que puedo.

De entrada: no parece una de Kubrick.
Porque cuando uno nombra a Kubrick, ¿qué viene a la cabeza? 2001, Full Metal Jacket, Clockwork Orange, Barry Lyndon, The Shinning...

Dr. Strangelove fue el primer largometraje de Kubrick en el que él asume la función de director, guionista, productor y editor. Las mismas funciones que haría en el resto de sus filmes de allí en mas.

La trama de esta delicia fílmica, muy extremadamente cómica y singular es muy risible y bastante disparatada: empieza la guerra nuclear entre USA y la ex URSS por culpa de un general yanki subido a sus humos y egos... que por supuesto no tomará responsabilidad en el desastre; y al final la responsabilidad de la catástrofe es asumida por un oficial de la RAF llamado (o apodado) Mandrake. Por otro lado está el pobre y resignado presidente de USA tratando de contener, inútilmente, la hecatombe; un comandante (de nombre King Kong) de un temible avión B52, cowboy él, y sin demasiadas luces que confunde instrumental, procedimientos y manuales mientras divaga por los cielos con la mentada bomba ; y para terminar, y por supuesto, el científico amoral y patético muy, muy nazi enamorado de su aterradora creación de destrucción masiva: el maléfico Dr. Strangelove.

El elenco es de primer nivel, como cabría de esperar. Y con un Peter Sellers admirable en tres papeles, el Dr. Strangelove, el presidente de USA y el cumplidor oficial de la RAF Mr. Mandrake.
Y claro: también hay un comandante Jack D. Ripper, el ya nombrado capitán de bombardero con el sugestivo nombre King Kong y otro oficial con el maravilloso nombre Bat Guano.


Imagen bajo licencia de Wikimedia Commons




The Trial (1962)

 Orson Welles siempre tuvo esa manía de estar en todo, como Stanley Kubrick.

Y estar en todo al mismo tiempo no se puede, aunque se sea un genio.
A título personal a mí me gusta el Orson Welles actor, mas que el director o guionista o productor.
Welles como actor ha sido magistral, en mi opinión.
Lo recuerdo en películas actuando magistralmente como en The Third Man, o The Stranger. O en Touch of Evil, que para mí es la mejor película de Welles como director y actor. Pero como siempre digo, es cuestión de gustos.

The Trial en su versión cinematográfica es un extraordinario homenaje Noir a la novela de de Kafka del mismo nombre, texto muy bien adaptado por Welles.
Y me parece que ésta es la película mas Kafkiana jamás filmada. Welles además dotó a la película con una escenografía magistral y un juego de luces tenebrosas y e inusuales juegos de cámara que ponen la piel de gallina.
Me dá la impresión que Welles logró captar el sentido opresivo, ambiguo y alienante de un Kafka que nunca terminó de escribir esta novela. Mucho de la obra de Kafka estaba incompleto, sin corregir y disgregado al momento de publicarse, y The Trial no fue una excepción.
Y un poco en la misma senda tenemos a Welles, que a la manera Kafkiana, dejó cientos de guiones cinematográficos sin completar; decenas de películas a medio filmar; varias obras de teatro incompletas y decenas de proyectos de TV en plena producción.
Welles, además de multiprolífico y multifacético era un adicto al trabajo: pasaba semanas enteras sin dormir escribiendo, diseñando, produciendo, actuando o dirigiendo y sometiendo a sus colaboradores, actores y técnicos a jornadas de 40 o mas horas de filmación ininterrumpida.

Con todo lo dicho llego al actor que ha dado vida al protagonista de esta película: Anthony Perkins.
Perkins logra una catapulta al Olimpo por su actuación: brillante, perfecto, hasta como luminoso a pesar de la atmósfera siniestra del film.


Imagen bajo licencia de Wikimedia Commons




A Most Wanted Man (2014)

 Philip Seymour Hoffman nos dejó prematuramente - quizás queriendo, quizás no - y con el se fue el actor de USA mas talentoso desde Marlon Brando. Por supuesto no lo digo yo, lo dice gente que sabe. Puede que Leonardo Di Caprio le llegue al talón. Pero no va mas allá.

Hoffman me fascinaba y me sigue fascinando. Tenía unos recursos mímicos y expresivos amplios como la desembocadura del Río de la Plata - disculpen la metáfora rebuscada - y una inagotable capacidad de transformar su voz, sus gestos y su porte como mejor calzase al personaje.
En una de sus últimos trabajos para el cine Hoffman nos regaló la que es, para mí, su mejor actuación: un perdedor, un pobre tipo que para peor es agente secreto alcohólico, obsesivo y lleno de demonios. Y este espía perdedor trabaja en un ambiente tóxico, con gente tóxica, con temas tóxicos llenos de contradicciones: un checheno llega a Hamburgo y reclama dinero que no quiere tener (¿Y para qué reclamará dinero que no desea...?). El dinero está en el banco, y el banquero se hace el distraído y hace como que no entiende (pero sí entiende). Y mientras todo eso pasa, la agencia de inteligencia de Estados Unidos en Hamburgo dice que no está interesada en el checheno y el dinero que reclama pero al final parece que sí; y mucho. 

A Most Wanted Man es una película alemana basada en la novela del mismo nombre de John le Carré, y dirigida por un director holandés que no conocía: Anton Corbijin, que no se dedica a la cinematografía de películas de largometraje de ficción sino a grabar videos y shows de bandas de rock. Mucho mas del director no sé.

La película es una coproducción europea entre varios países, con ritmo de los Países Bajos y con suspenso a la alemana pero extrañamente con su mayoría de actores no europeos y en idioma inglés.
El resto del elenco está bien: Willem Dafoe, Rachel McAdams y otros (correctos).


Imagen bajo licencia de Wikimedia Commons






The Train (1964)

John Frankenheimer no es director de mi devoción, tampoco me resulta interesante su filmografía.

Pero esta película me encanta, quizás porque no vino parida de la mano de Frankenheimer, que en esta ocasión solo hizo el reemplazo de la dirección.
Cuentan las malas lenguas ( o las buenas ) que el protagonista del film, Burt Lancaster - un divo-estrella absoluto en aquellos años - hizo que los productores echasen al director original, Arthur Penn. Desconozco las razones.
Y a instancias de Lancaster contrataron a Frankenheimer, que sin conocer el guión ni nada siguió filmando. Y le salió, en mi opinión, su mejor película. Por supuesto, y como siempre, estoy expresando mi opinión.
Las escenas de trenes descarrilando, chocando o escapando son magníficas e irrepetibles, aún hoy día.

El gran hallazgo del film es el contrapeso entre actores: Lancaster brilla, sobre todo por su extraordinaria destreza física - había sido acróbata de circo - y por su composición dramática sin desbordes. El resto del elenco, Paul Scofield - maravilloso - y Jeanne Moreau - también muy bien contenida - le dieron a la película el equilibrio acción- drama- suspenso perfecto.


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Manchester by the Sea (2016)

Casey Affleck es un gran actor, creo que no hay dudas al respecto.

El argumento y trama de Manchester by the Sea le permitió a Affleck desplegar sus dotes interpretativas como nunca antes; y eso hay que agradecerlo.

La historia que se cuenta es brutal: un hombre en duelo eterno tras perder a sus hijos en un incendio. Un incendio que pudo ser evitado, sobre todo teniendo en cuenta que esa noche fatídica la borrachera que calzaba le impidió darse cuenta del inminente desastre. Y años mas tarde, de pronto, debe volver a su pueblo y hacerse cargo de su sobrino, que ha quedado huérfano. Su hermano fallecido, por alguna extraña razón, lo ha nombrado custodio del muchacho.
En Manchester by the Sea, el pueblo, nadie lo extraña. Es mas, lo miran con indiferencia, casi con recelo, todavía lo culpan. Y para colmo su ex esposa ha tenido un hijo; las pesadillas le vuelven a acosar... ¿ y si aquella noche hubiese sido diferente... ?

Del director poco y nada sé, también el director se hizo cargo del libreto.
Y uno de los productores es Matt Damon, uno de los mejores amigos del gran Ben Affleck.


Imagen bajo licencia de Wikimedia Commons







Gone Baby Gone (2007)

 Ben Affleck es un señor muy talentoso.

Pero no en todos sus aspectos. Como actor es pobre, lleno de ticks y repetitivo.
Como director es rico, deslumbrante, sencillo, medido, creativo, clásico, complejo, innovador, original... como notan lo describo con adjetivos que son muchos de ellos antónimos. Pues esa es la sensación que tengo cada vez que Affleck se pone detrás de la cámara: un exquisito y delicado artista al que no le tiembla el pulso a la hora de llevar a la pantalla libros y/o adaptaciones que parecerían imposibles. Y sin embargo él puede hacerlo con elegancia, punto justo, belleza, mesura.

La primera vez que vi esta película lo hice obligada: el nombre de Affleck lo tenía asociado a carilindo-tonto y ni siquiera le reconocía su gran capacidad como guionista y productor. Y obligada... vi la película y me encantó.
Todas las películas que vi dirigidas por Affleck me gustaron desde el punto de vista de la dirección. Los temas tratados, por supuesto, son otro tema.

Gone Baby Gone está protagonizada por el hermano de Ben, Casey Affleck.
Que es un actor extraordinario, sucede que la sombra de su hermano lo empaña un poco.
Casey Affleck hace años protagonizó una película excepcional a la que también re veo seguido: Manchester by the Sea.


Imagen bajo licencia de Wikimedia Commons.





Insomnia (2002)

 Christopher Nolan es un director muy interesante pero con una trayectoria con constantes subes y bajas.

Quien no, por otro lado, no tienen subes y bajas en esta vida.

Nolan tiene una muy particular manera de filmar, la cual llamo 'a la Soderbergh': que recaiga el peso narrativo y visual en los actores y darles el mejor mise en scéne posible. El mismo Stefan Soderbergh es considerado muy 'inglés' en la manera de filmar. No por nada Nolan es también muy british en esta cuestión, aún en sus filmaciones Hollywoodenses.

Para cuando Insomnia salió a la luz Nolan ya venía triunfal de su film debut en USA: Memento. Y el apadrinazgo de Soderbergh le sirvió para que en Insomnia trabajasen los mejores, tres monstruos de la actuación: Hilary Swank - que venía de componer a un hombre en Boys don't Cry; Al Pacino, el eterno; y el gigante de Robin Williams en la que está considerada su mejor actuación por lejos.

El argumento es extraordinario, además: un policía corrupto de Los Angeles enviado a Alaska para ayudar a resolver un crimen. Este hombre no solo justifica sus bajezas sino que también asesina a su compañero - que está a punto de denunciarlo-. La historia se completa con un psicópata sexual que sueña con ser escritor y cometer el crimen perfecto; una joven que juega a ser investigadora - y le sale bien -; y el sol... ese sol alaskeño que no se oculta y vuelve loco al policía corrupto en busca de redención.

Para mí es el mejor film de Nolan.








The Children Act (2017)

La novela Ian McEwan ( que dá base a esta película ) es una obra de arte. Él mismo escribió el guión. Guión que tiene casi todo su peso en Emma Thompson, la inmortal.

La película es muy british - con todo lo bueno y malo que lleva - y el elenco regala lecciones de actuación.
Y ni les digo la gran Emma.

Emma Thompson es, en mi parecer, la quintaesencia de las camada exquisita de actores Shakespeareanos contemporáneos. Es un poco ella... y la película y el resto del planeta.

Por si alguno de ustedes le interesa y sin tratar de contar mucho del argumento: jueza de familia que enfrenta un falso dilema ( transfusión de sangre a un menor de edad... amparado por la ley a recibir transfusiones aún cuando es Testigo de Jehová ); su matrimonio en ruinas; crisis existencial de la mediana edad y aturdimiento; un adolescente ( el que recibe la transfusión... ) enamorado locamente de la jueza salvadora y un final... para alquilar balcones. Porque la adultez no se cumple cuando uno llega a los 18 sino cuando uno mismo es capaz de hacerse cargo y hacer frente a sus decisiones y sus consecuencias.

Acompaña como partenaire a la gran Emma Stanley Tucci, el magnífico. Qué gran actor, y eso que es yanki.


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Midsommar (2019) y Hereditary (2018); o las andanzas de Ari Aster

A mi marido le encantan las películas de terror, a mi no.

Pero lo acompaño cuando va al cine.

Hace un tiempo habíamos ido a ver una película llamada Hereditary. Una película con un presupuesto bajísimo para USA ( 10 millones ) y que sorprendió a los amantes del cine de terror.
A mí no me gustó, a él sí.

Casi al mismo tiempo este mismo director lanzó otra película en el mismo tono llamada Midsommar y que es una coproducción sueco-estadounidense también de muy bajo presupuesto.
El caso es que Midsommar ya me la vi 3 veces.
Y recién a la tercera me empezó a caer en gracia.
Yo calificaría a Midsommar como género escandinavo-raro solsticio-terror multinacional-técnica reproductiva fuera de lo común- jubilación forzada.
En la parte norte del continente americano ya se la puede ver en Netflix. De otras plataformas no sé.

El director y libretista de ambas películas es una persona muy joven: Ari Aster.
Ambas películas ya son de culto.


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The spy who came in from the cold ( 1965 )

 No se si es Shakespeare o qué. Los actores británicos son insuperables ( es solo una opinión personal ).

Y entre aquellos insuperables estaba Richard Burton.
Hombre de vida tormentosa, lleno de vicios, violento y solitario.

En 1965 se estrenó una película basada en una novela de John le Carré ( cuando no... ) llamada The spy who came in from the cold y que Burton protagonizó magistralmente.
Le Carré es un autor muy fácil para adaptar al cine. Si alguno de ustedes leyó alguna de sus novelas habrán notado que Le Carré es muy "escénico". Es como si este novelista pensara en cómo la escena de un guión debería quedar antes de escribir sus ficciones.
Lo que no ha sido fácil para los directores y productores es buscar actores que den el 'physique du rol' apropiado para los protagonistas de las novelas de Le Carré llevadas al cine o la TV.
Pero la cantera eterna Shakespereana no se acaba en las islas británicas. En este film, y en otros, los directores y productores han podido encontrar siempre material de primera para los protagónicos, grandes intérpretes y excelentes caracterizaciones.

El guión de la novela-película ( se parecen ) es sencillo al principio y se va complicando a medida que llegamos al final: un agente muy experimentado ( excelso Richard Burton ) es convencido por sus superiores, los ya conocidos Smiley y Control, jefes máximos del Circus - MI5 - ( miren que Le Carré usó a ambos personajes en varias de sus novelas... ) para hacerse pasar por espía renegado alcohólico y buscapleitos para convencer a los servicios secretos de Alemania del Este sobre su posible paso de bando. Al principio los alemanes le creen. Y a medida que pasan los días le creen cada vez menos. Y para peor este agente encubierto debía plantar una 'manzana podrida' en el seno de la Stazi. No lo logra... porque el doble agente alemán que debería ayudarlo a salir de la encrucijada se sale del libreto y lo deja al descubierto, dictándole sentencia. En el medio hay de todo: romance, traiciones, peleas, conspiraciones, disputas...


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