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The Big Lebowsky (1998)

La cinematografía norteamericana tiene seres extraños llenos de encriptamientos, dobles interpretaciones y lenguajes figurativos. Esos seres que brillan no siempre esplenden por propia luz sino a través de sus películas fracasadas pero de culto - aunque también por sus éxitos, en algunos casos -.

Los hermanos Coen comparten, en mi opinion, el Panteón de directores de habla inglesa con Cintas de culto junto con Tim Burton ( Ed Wood ) y Christopher Nolan ( Memento ).

Porque The Big Lebowski es una Estrella fabulosa en los circuitos de entendidos, fanáticos y admiradores de los títulos cuya originalidad, atractivo kirtch, extrañeza y desarrollo único los consagran en el podio de admirables y admirados.

Al estreno del film no hubo largas colas para verla, fue un rotundo fracaso. La crítica la destruyó y los especialistas la tildaron de delirante. Pero con el correr de los años la cinta no perdió frescura, envejeció como vino gran reserva y empezó a entregar lo mejor de sí: su rebeldía, su entusiasmo, un fresco y atractivo hilo argumental muy bien logrado y con unas interpretaciones fabulosas. Y ni qué decir de los diálogos.... Los Coen saben escribir, saben contar historias y lo mejor de todo: están convencidos de lo que hacen y logran que sus intérpretes luzcan recién salidos del horno a comerse la pantalla.


Imagen de Flickr bajo licencia Creative Commons.





Non, Je ne regrette rien: mi canción preferida de Edith Piaf



Hay parejas compositivas que son inmortales. Tal es caso de Lennon- Mc Cartney; Hammond- Hazlewood, Charles Dumont-Michel Vaucaire: tres parejas compositivas extraordinarias e inmortales que perdurarán por los siglos de los milenios.

Si a una pareja compositiva adicionamos una intérprete magistral nos queda.... una maravilla unánime, fabulosa y exquisita. Edith Piaf sacó fuerzas de donde no tenía para interpretar este agónico " Non, je ne regrette rien" que es un poco una síntesis de su inmenso legado artístico. La canción (música de Dumont, letra de Vaucaire) le llegó tarde, en un 1960 que ya la encontró sin fuerzas, enferma, desgastada y con la gloria que se le escapaba entre los dedos pero que llegó póstumamente, como pasa casi siempre. Creo que Edith no lamentaba ser lo que fue. En todo caso tuvo fuerzas de decirlo ante un público que azorado y entristecido sabía que la artista estaba despidiéndose.


Imagen de Wikimedia bajo liccencia de Creative Commons (CC)

Y ahora pondré dos videos: en el primero la Piaf; en el segundo, también la voz de la Pif, pero personificada en la película que le rinde tributo.