Entre todo lo que se escribió, escribirá o escribe, lo que se dice o dijo o dirá con respecto a Diego Armando Maradona me puse como objetivo volver a ver esta película en Youtube.
Se trata de El Camino de San Diego, film 100 x 100 con ADN de Carlos Sorín.Sorín es un director absolutamente atípico. Sus últimas producciones son con un mínimo de equipo, sin actores profesionales pero con gente real y en sus ámbitos cotidianos; despojo crudo, historias sobre seres creíbles y en su entorno y con sus familias y amigos.
La carrera cinematográfica de Sorín se puede dividir en dos: su parte comercial que abarca solo dos películas ( La Película del Rey - una joya -; y Eversmile New Jersey - otra joya, y protagonizada por Daniel Day Lewis); y su parte minimalista, despojada, asceta y cero comercial que es toda su maravillosa producción posterior.
En El camino de San Diego Sorín nos zambulle en la calurosa provincia de Misiones y en la cotidianeidad de un muchacho que, como ya adivinaron, tiene una obsesión por el Diego. Que en Argentina haya un inexplicable culto místico por Maradona no es ninguna novedad (me incluyo, para mí es la materialización de un dios mortal y pagano); y me parece que esta película explica claramente cómo se vive ese amor, esa pasión y ese agradecimiento ilimitado por el 10.
Sorín escribió el guión a partir de una situación real: a partir de 2004 Maradona sufrió crónicos problemas cardíacos, de adicciones y psíquicos (que desencadenarían en su fallecimiento en 2020). Y acá es donde el protagonista ficticio de esta película se nos materializa: un chico llamado Tati, muy humilde y sencillo, y que como casi todos los argentinos, tiene una relación amador-amado con el 10. Tati vive en pobreza extrema, pero así y todo se las arregla para ser feliz. Su vida y su entorno es su amor incondicional por el Diego y la cotidianeidad con sus amigos, los trabajos ocasionales que encuentra, su esposa e hijas. Y un día pasan dos cosas que rompen su cotidianeidad: se entera que el Diego está muy enfermo e internado en una clínica, y encuentra en el monte - bosque - un pedazo de tronco de árbol que se parece mucho al 10.
Y es así que Tati empieza el camino a Buenos Aires para brindarle a Maradona el pedazo de tronco como ofrenda y como regalo. La película es bella como pocas, y muy querible.
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