Bienvenidos a un espacio de contención, respeto, suma, ponderación y crítica constructiva sobre diversas expresiones musicales, cinematográficas y audiovisuales que se cruzan por el universo. Esta serie de artículos ya fueron publicados por mí en otras plataformas digitales e impresas, por lo tanto el objeto del blog es de compilación, resumen y selección.
Creo que Mambo 5, de Damaso Pérez Prado, es una de las músicas caribeñas más bonitas del mundo. Me gusta mas el Mambo 5 que el muy famoso Mambo 8. Su compositor, como ya dije, fue el muy afamado músico cubano D. Pérez Prado, que la escribió en 1949 y grabó en 1950.
Damaso Pérez Prado tiene en su haber una docena de mambos clásicos, todos con título de números y famosísimos. Pero quizás el número 5 es el más versionado. Por supuesto: hay covers para todos los gustos, pero dá la casualidad que las versiones me parecen de terror. A mí, por ejemplo, la versión distorsionada y mal sampleada y mal cantada del alemán Lou Bega me parece un horror. Y ya que estoy hablando de Lou Vega, deseo contarles que los herederos de Pérez Pardo y Vega estuvieron en conflicto judicial por los derechos musicales y autorales del tema. El caso se resolvió en 2008 en favor de Lou Vega, ya que la justicia alemana consideró que Vega había escrito la letra sobre el Mambo 5 de Pérez Prado y por lo tanto le correspondía cobrar derecho de autor.
Entre todo lo que se escribió, escribirá o escribe, lo que se dice o dijo o dirá con respecto a Diego Armando Maradona me puse como objetivo volver a ver esta película en Youtube.
Se trata de El Camino de San Diego, film 100 x 100 con ADN de Carlos Sorín. Sorín es un director absolutamente atípico. Sus últimas producciones son con un mínimo de equipo, sin actores profesionales pero con gente real y en sus ámbitos cotidianos; despojo crudo, historias sobre seres creíbles y en su entorno y con sus familias y amigos.
La carrera cinematográfica de Sorín se puede dividir en dos: su parte comercial que abarca solo dos películas ( La Película del Rey - una joya -; y Eversmile New Jersey - otra joya, y protagonizada por Daniel Day Lewis); y su parte minimalista, despojada, asceta y cero comercial que es toda su maravillosa producción posterior.
En El camino de San Diego Sorín nos zambulle en la calurosa provincia de Misiones y en la cotidianeidad de un muchacho que, como ya adivinaron, tiene una obsesión por el Diego. Que en Argentina haya un inexplicable culto místico por Maradona no es ninguna novedad (me incluyo, para mí es la materialización de un dios mortal y pagano); y me parece que esta película explica claramente cómo se vive ese amor, esa pasión y ese agradecimiento ilimitado por el 10. Sorín escribió el guión a partir de una situación real: a partir de 2004 Maradona sufrió crónicos problemas cardíacos, de adicciones y psíquicos (que desencadenarían en su fallecimiento en 2020). Y acá es donde el protagonista ficticio de esta película se nos materializa: un chico llamado Tati, muy humilde y sencillo, y que como casi todos los argentinos, tiene una relación amador-amado con el 10. Tati vive en pobreza extrema, pero así y todo se las arregla para ser feliz. Su vida y su entorno es su amor incondicional por el Diego y la cotidianeidad con sus amigos, los trabajos ocasionales que encuentra, su esposa e hijas. Y un día pasan dos cosas que rompen su cotidianeidad: se entera que el Diego está muy enfermo e internado en una clínica, y encuentra en el monte - bosque - un pedazo de tronco de árbol que se parece mucho al 10.
Y es así que Tati empieza el camino a Buenos Aires para brindarle a Maradona el pedazo de tronco como ofrenda y como regalo. La película es bella como pocas, y muy querible.
No me gustó porque está filmada en un mediocre y mal maquetado blanco y negro, o sepia, o algo parecido.
No me gustó porque es una película muy críptica, y además, los argumentos conspirativo-maniqueos ya me tienen con las glándulas Weber por los aires... No me gustó porque para entenderla hay que ser un adivino (o experto) en la muy difícil relación profesional-íntima que los protagonistas tenían (el trío Mankiewicz-Hearst-Welles) y todo lo que los rodeó. Y ni les digo cuando en medio de la película aparecen flashbacks de la elección que perdió Upton Sinclair allá por los '30 (¿Qué recórcholis tendrá que hacer Upton Sinclair en todo esto... ?). No me gustó la dirección del experimentado David Fincher, que supo hacer muy buenas películas. En este caso no logra contener al muy querible Gary Oldman - un caballero muy dado a la sobreactuación si es que no se le ponen límites - y tampoco aprovecha el enorme potencial de las luces y efectos que el blanco y negro ofrece.
¿Qué me gustó? La banda de sonido. Otra vez el dúo Reznor-Ross poniéndole talento a la cosa... La reconstrucción de época. La gran actuación de Charles Dance.
Para hacer un resumen del film: un muchacho que es un guionista oculto, y que es un genio (un genio siempre ebrio y de escándalo en escándalo; muy Maradoniano, el muchacho) es contratado por otro genio: el gigantesco Orson Welles. ¿El motivo? Welles quiere que le escriba un guion, pero también quiere que el guión esté a su nombre. Mister Mankiewicz (Mank) acaba de sufrir un accidente, está en un pico de excesos varios, y encima, se le aparece el ególatra de Welles pidiéndole un trabajo urgente. Pero ahí no termina la cosa. En el medio de ambos está William Hearst, que en la época fue el hombre mas poderoso del gran país del norte; y como cereza de la torta, Hearst tiene una relación tormentosa con Mankiewicz y Welles. El resto es historia. Historia que mas o menos se conoce. Mank, por una vez en su vida, quiere un poco de dignidad, y le exige a Welles que su nombre aparezca en los créditos. Quiere ver que su nombre aparezca en la pantalla, quiere que su nombre esté marcado como guionista. Y Welles enfurece y todo salta por los aires.
Pero si les sigo contando no tiene sentido. (¿A que no saben por qué el nombre Rosebud...?)
La película Hurt Locker está muy lograda, y tiene una historia peculiar.
Su directora, Kathryn Bigelow (que ganó por esta cinta el Oscar a mejor dirección y mejor película), tuvo que hipotecar todo lo que tenía para poder financiar el film. Como los grandes estudios no confiaron en ella (si he de decir algo a favor de los productores es que no es habitual que directoras de cine hagan películas bélicas) la buena de Bigelow empeñó hasta sus anillos, su casa, su auto. Y como aún no le alcanzaba tuvo que recurrir a un ignoto productor independiente francés que también tuvo que empeñar lo poco que tenía. La producción pasó por un sin fin de dificultades: no había dinero para efectos especiales, todo se filmó en primera toma ya que no había dinero para la segunda. ¿ Qué hacer, entonces... ? El viejo truco de usar varias cámaras a la vez, y quedarse con la mejor toma.
Los tres actores protagónicos -que no eran famosos en aquellos momentos, pero hoy sí lo son - cobraron lo mínimo, y también cobraron lo mínimo Ralph Fiennes, David Morse y Guy Pearce, una manera de hacerle el aguante a la directora. Bigelow filmó en Jordania y como extras puso a refugiados afganos; el dinero llegaba para bancar una producción y sus costos por 40 días. Y en 40 días se filmó. Y se filmó con temperaturas que superaron los 45 grados, día a día. Pero la frutilla del postre se la lleva la edición: Bigelow filmó en 16mm. Hubo que llevar las latas en mano hasta Londres, y en varios viajes, para editar y compaginar en la postproducción.
La película tiene un gran guión, actuaciones bien encausadas, una gran mano de dirección y puesta en escena. Se nota que hay poco dinero, y se nota las ganas de que todo salga adelante y, lo que es más importante, se nota la ausencia de Hollywood. Lo cual es maravilloso. Si alguna vez creyeron que podía llegar a existir una película de guerra minimalista, pues están frente a ella.
Si alguno de ustedes tiene duda de cómo trabajaba un escuadrón anti bombas en Irak, esta el la película indicada.
¿Cuantas bellas canciones y cantantes y artistas ha dado Jamaica a la cultura universal ? Quizás muchos mas de lo que nosotros le dimos a Jamaica.
Entre las maravillosas canciones legadas al repertorio universal se encuentra Day-O. O quizás mas conocida como Banana Song Boat. Que es un anónimo, una canción portuaria de trabajadores para amenizar las largas jornadas bajo el sol del Caribe. Un día en 1954 a Edric Connor se le ocurrió grabar este anónimo. Y de allí solo fue un paso para que el éxito rotundo llegase.
Grandes personalidades de la música popular grabador e inmortalizaron este verdadero himno universal; como ser Harry Belafonte, Shirley Bassey o Stan Freberg. Y luego de más de 70 años de la grabación original, la canción no ha perdido belleza, ni espíritu, ni actualidad.
Starcrash no es una película que pasará a la historia por su calidad, su argumento o por las actuaciones. Más bien, todo lo contrario. Este film fue protagonizado por nada mas ni nada menos que el carilindo David Hasseldhoff, en la mejor performance de su carrera actoral en todas las pantallas (imaginen cómo habrán sido sus otras actuaciones); y lo secundan la bella Caroline Munro (bella, bella); la retirada pastora evangelista Marjorie Gortner (el eterno sucumbir a las tentaciones terrenales... ); y con un guión que, según cuentan las reseñas, es un italian spaguetti stellar trash copio/pego de Star Wars. Como Star Wars no la vi ( ninguna de ellas ) no puedo decir.
Punto aparte para los (d)efectos especiales, están tan mal hechos que hasta provocan risa. Del director del pergeño no tengo mayores datos salvo que es o era italiano y cuyo nombre es o era Luigi Cozzi. Ya saben: los italianos y la ciencia ficción se llevan igual de bien que los leones y las gacelas. Por último y para destacar: John Barry como musicalizador - sí, el mismo de las banda de sonido de algunas James Bond- ; y Christopher Plummer en papel de Amo del Universo (¿Cómo lo habrán convencido de actuar acá... ?).
Como ya han notado, en la primera Starcrash muchas cosas no coordinaban ni seguían una línea argumental coherente; y en la segunda Starcrash ya directamente todo salta por los aires. Hasta el sentido común. Si alguna vez alguno de ustedes pensaron que no existe algo peor que el dolor de muelas, aún no han visto ésta suerte de averno interminable a la italiana y por lo tanto, de seguro, cambiarán de opinión.
En el caso de Starcrash II el responsable de la bazofia fue el director de cine porno Bitto Albertini ( que con mucha elegancia en este film usa el nombre artístico Ben Norman), y que cuya mano maestra en el cine lujurioso y concupiscente no lo salva del abismo. En cuanto a los protagonistas, de haberlos, pues creo que hacen lo que pueden (no reconocí a nadie importante, pero es que tampoco conozco mucho de estrellas rutilantes italianas del cine libre de ropas). Y con respecto a los efectos especiales, no son efectos ni especiales. La banda de sonido es paupérrima y el argumento es para deprimirse, ¡qué quieren que les diga! Esta película es un atentado a nuestra salud mental.
Este muchacho inglés, Sacha Baron Cohen, no trae medias tintas: o gusta o disgusta; o es blanco o es negro; tiene seguidores o detractores.
Cohen no está entre mis preferidos, pero reconozco que me divierte muchísimo.
Pasaron unos cuantos años de la primer Borat (2006) y se notan. Cohen está menos borde ( la primer Borat sí que fue un baldazo de agua fría al buen gusto ) Cohen está menos provocador y mas armonioso y sincronizado con sus partenaires ( cosa que no pasaba en la primera. Y ya que estoy, gran trabajo de la chica búlgara Maria Bakalova que hace de su hija ); Cohen escribió el guión con un grupo de colaboradores que le inflaron al argumento un ritmo mucho mas sostenido, coherente y con momentos francamente desopilantes. Cohen es un señor maduro que a estas alturas tiene una muy abultada cuenta bancaria y prestigio como actor dramático. En resumen: Cohen es Borat. Pero Borat ya no es mas Cohen. Por fin este gran actor ( porque la verdad Cohen es un gran actor ) ha logrado desprenderse del personaje.
Para el que no vio la nueva Borat ( este es el título completo y copiado y pegado: Borat Subsequent Moviefilm: Delivery of Prodigious Bribe to American Regime for Make Benefit Once Glorious Nation of Kazakhstan ) no desearía ahondar en el argumento... pero un poco lo haré: Borat tiene una hija adolescente que gusta de la carne de monos - sobre todo si son ministros de cultura de Kazajstán ofrecidos como regalo al presidente del país mas poderoso del mundo-; Borat estuvo 14 años haciendo trabajos forzados por sus blasfemias pasadas y hacer que el país Kazajstán sea un hazmerreír; Borat es el agente propagador de la actual pandemia ( y la idea no parece tan, tan loca después de todo ); Borat hace que un abogado muy notorio y amigo del presidente de usa tenga una erección ( filmada y documentada ); Borat logra empatizar con racistas, xenófobos o la alta sociedad yanki con resultados hilarantes.
Y Borat es Borat. Y Cohen es Borat, pero como ya dije más arriba, Borat no es Cohen.
Bien entrado el siglo XXI somos testigos de un fenómeno que ha crecido en casi todo el mundo occidental: personas que viven en sus coches, camionetas, casas rodantes o pequeños utilitarios. Son los neo nómades, itinerantes, trotamundos, errantes, trashumantes y migrantes que sobreviven con lo mínimo, suelen trabajar en empleos precarios y estacionales y circulan por el país en caravana, en pareja, o solos.
Todos ellos son neo viajeros del siglo XXI que conocieron mejores épocas pero que en la vejez se encuentran en la difícil situación de no poder hacer frente a tener una casa, comodidades y un ingreso digno.
Ya dije que este fenómeno existe en muchos países occidentales y muchos profesionales universitarios le han dedicado ensayos y análisis periodísticos. Pero quizás quién ha sabido zambullirse como nadie en esta subcultura fue la periodista e investigadora estadounidense Jessica Bruder que hizo un seguimiento de inmersión (mutando ella misma a ser nómade) y recopiló muchísima información e historias de estas personas que enfrentan el día a día con amor, esperanza y mucha dignidad. Y de toda esa fuerza, belleza, intercambio y serenidad que compartieron Jessica y sus amigos nómadas nació el libro de no ficción Nomadland.
Primero fue el libro, en 2017; y luego vino la adaptación cinematográfica en 2020. Y no sé cuál es mejor, si la no ficción de Jessica Bruder (magistral, una verdadera clase de periodismo de inmersión) o la exquisita película de Chloé Zao (quien escribió el guión, dirigió y produjo el film). Un film que es majestuoso, bellísimo, calmo, relajado; y lo que es mejor, un fenomenal círculo de no actores (casi todos ellos amigos de Jessica Bruder) y nómades reales acunaron a un personaje ficcional compuesto por Frances McDormand mientras la pantalla los une y los amansa. McDormand ganó un Oscar por su actuación, y también otro Oscar por ser una de las productoras de la película.
Pero también he de decir que no todo espectador se sentirá cómodo por la forma y manera de encarar los temas y las técnicas de filmación de Chloé Zao: guiones mínimos, planos largos y en barrido lento, trabajar con gente común que no sabe actuar. Todo ello es un combo que no todo el mundo está dispuesto a digerir. Escuché y leí muchas críticas de la películas: los que la aman, los indiferentes y los que la odian. Pero lo que sí, a nadie ha dejado indiferente.
Cuando en 1952 el compositor y teórico musical John Cage se amaneció con esta composición de silencios, que dura exactamente 4 minutos con 33 segundos (divididos en tres movimientos), muchos colegas, público y asistentes pensaron que se había vuelto loco. Pues la composición no tenía música que sonara, y los músicos intervinientes no ejecutaban ninguna composición sonora. Los 4 minutos 33 segundos eran de silencio, pero un silencio poblado de otros sonidos que no eran emitidos por los instrumentos. Y esa fue y es, precisamente, la teoría de Cage: el silencio absoluto no existe en la vida cotidiana, ya que los sonidos de ambiente o naturales, por más tenues que sean, existen y son más notables y distinguibles que la música en sí.
Cage y su 4´33´´ ha tenido toneladas de interpretaciones, ensayos, análisis y polémicas entre teóricos, y cada cual ha tratado de dar su opinión al respecto. Algunos han apoyado fervientemente los análisis y experimentos con silencios de Cage, otros lo han tildado de parlanchín.
Desde el punto de vista musical, Cage mantuvo que el silencio no era la mera ausencia de sonido sino la reinterpretación de esa supuesta ausencia desde la subjetividad y el sentir de cada uno. Ejemplo: para muchos, el murmullo de las hojas embarulladas en otoño es música; para otros, es un ruido insignificante. Además, Cage sostenía que los sonidos ambiente donde se ejecuta música son parte de las composiciones y constituyen una performance, y que la aparente ausencia de sonido y el silencio se retroalimentan y embellecen, dando lugar a verdaderas creaciones artísticas en las que lo mínimo y sutil es emponderado y elevado a composición musical.
Seré breve y ya les doy la respuesta: sí. K Pax (2001) es un plagio de la película de Eliseo Subiela Hombre mirando al Sudeste (1986). Pero en este caso, la culpa no ha sido del chancho sino de quién le dio de comer.
Los pongo en contexto. El director argentino Eliseo Subiela filma y escribe el guión de Hombre mirando al Sudeste (estrenada en 1987) en la que un señor es ingresado a un psiquiátrico porque dice que viene de otro planeta. En 2001, se estrena K Pax, en la que un señor (Kevin Spacey) es ingresado a un psiquiátrico porque dice que viene de otro planeta. Y las coincidencias no terminan ahí, las hay para todos los gustos, colores e ideas. Pero la culpa del plagio de la película K Pax no la tiene ni el director, ni los productores, ni los actores. La culpa es del autor de las sagas de ciencia ficción en las que se basa el film yanki, que nunca jamás admitió que Hombre mirando al Sudeste fue su inspiración para la creación de sus novelas K Pax. Y lo que es peor, este señor vendió los derechos de K Pax para se sea llevada a la pantalla grande en Estados Unidos.
Subiela, ante tamaño desparpajo, no se quedó de brazos cruzados: inició una batalla legal para que el plagio quedase expuesto. Pero lamentablemente, Subiela tuvo que dar marcha atrás con su intención ya que no pudo solventar los costos de pagar abogados en Estados Unidos. Y así, otra injusticia ha quedado desenmascarada, pero las consecuencias son nulas.
Más de una vez habrán leído que aquí y allá se descubren plagios o robos de obra publicada, filmada o musical. Y muchas veces, lamentablemente, quienes son los legítimos dueños de esos derechos deben desistir de presentarse a la justicia para reclamar lo que es justo porque no poseen espalda sólida económica que los ampare para costear el pago de ayuda legal.
Lo lamento por Subiela, que falleció sin que se le reconociera la inspiración e influencia que ejerció en la saga de novelas K Pax y la película homónima.
Hoy es sábado 14 de junio de un verano tranquilo en las montañas achicharradas de New Mexico. Y como casi todos los sábados, empecé el día con una rutina tranquila y apacible. Esta mañana salí a caminar, fui a la feria, charlé con los vecinos. Y durante la charla con los vecinos, escuché de fondo que alguien en un automóvil que pasaba tenía a tope Prisencolinensinainciusol, la canción que dio nacimiento al rap europeo y que compuso e interpretó Adriano Celentano a principios de los setentas en aquella Italia que ya no es lo que era.
Me explico: las palabras de la canción no significan nada en inglés, y el tema es una tomadura de pelo hacia aquellos que balbucean canciones en ese idioma con mala pronunciación y sin saber lo que las letras dicen. Celentano, además, no esperó a que naciera el rap yanki, ya que él mismo en 1972 se encargó de crear su propio flow, rima y ritmo con palabras inventadas que suenan a inglés pero no lo es. ¿No es gracioso que haya sido precisamente Celentano el padre del rap europeo? ¿Un italiano cantando y componiendo rap en 1972? Pues sí.
La canción, por supuesto, es de culto. Y todo aquel que pretenda ser un entendido sobre música moderna contemporánea lo tiene a Celentano y su canción en el tope de sus listas.
Lytton Strachey fue un escritor, biógrafo y crítico literario que revolucionó la manera de escribir no ficción en plena era Victoriana. Y justo la que se considera su obra cumbre, Eminent Victorians, es un clásico ineludible y parte ya de la literatura universal.
Miren si habrá sido famoso y prestigioso Mr. Strachey que fue el fundador del Grupo Bloomsbury en el que 'militaban intelectualmente' John M. Keynes, Virginia Woof, David Garnett o Dora Carrington, entre otros. Y es acá, precisamente, que la pintora y decoradora Dora Carrington entra en escena: por la ventana. Strachey queda flasheado con Carrington; y ella con el. Y el amor nace al instante, a pesar de todo.
La película tiene formato teatral ( con maravillosas escenas de paisajes) y dividida en actos que corresponden a períodos en la vida en común de Carrington y Strachey, que fueron pareja, fundamentalmente platónica, entre 1915 y 1932, año en que Strachey fallece y al poco tiempo Carrington se suicida. Tal fue el amor y la pasión que envolvió a ambos ( ella heterosexual, él homosexual ) que solucionaron sus problemas de ausencia de sexo incorporando amantes esporádicos ( a veces compartidos, otras solo para ella ); y hasta un marido para Dora ( que tenía sexo con ambos: Carrington y Strachey ) mas otros amigos en común con cama adentro.
Creo que ésta ha sido una enorme historia de amor. Historia de amor que en su tiempo provocó escándalos. Pero historia de amor al fin.
La película es impecable desde todos los aspectos: dos gigantes Shakespereanos como Emma Thompson y Jonathan Pryce en los protagónicos; y el dramaturgo, guionista y director teatral Christopher Hampton ( que también escribió el guión de esta película) en una muy inusual pero fabulosa performance cinematográfica. Brillante. Y la reconstrucción de época, la ambientación, y el resto de los actores también están muy bien.
Este artículo, en realidad, debería llamarse: crónica de supervivencia ante una muy mala película pero muy bien actuada. O quizás el título podría ser: "como desperdiciar excelentes actores durante poco más de dos horas y que te aclamen como un tipo genial y tu film sea considerado de culto".
Esta película de título enigmático, ridículamente largo, pretencioso y aburrido, es una regurgitación de un tal señor Charlie Kaufman, del que he dejado de tener total interés en su obra. Sé que el caballero es un respetado guionista, claro, pero acá es como que le agarró un ataque de acidez, reflujo gastrointestinal y cólicos renales mezclados con los delirium tremens provocados, quizás, por mirar lo que hace e hizo Ari Aster en sus horribles films Hereditary y Midsommar, que los dioses universales nos protejan.
Y claro, después que el joven Ari Aster sacudió a diestra y siniestra los sesos de los desprevenidos con las ya patidifusas Hereditary y Midsommar el mundo del cine y sus cercanías ha dejado de ser un lugar sensato y racional. Cualquier guionista viene de romperse la cabeza con Midsommar, por decir un ejemplo, y pone en Word unas 20 o 30 insensateces desconectadas y ridículas y ya es aclamado por la prensa especializada. ¿ Y que nos pasa a los espectadores... ? Se nos paran los pelos y el corazón con estas bolas de aburrimiento, miedito y tedio onda "Thriller Psicológico".
La película está basada en una novela que no leí. Y además me es difícil decir algo sobre el guión, que además de ser presumido y apelar a la improbable altísima competencia intelectual del espectador, hace que nuestras pobres neuronas deambulen cuan Walking Dead por las inconsistencias de Kaufman ( en triple rol: guión, producción, dirección ) y sus secuaces.
Lo mejor: Toni Collette ( enorme, enorme, enorme ); David Thewlis ( inmortal y genial, un talento gigante como el ego de Cristiano Ronaldo ); y los muy sólidos y competentes actores que hacen la parejita, el extraordinario Jesse Plemons, y la también extraordinaria Jessie Buckley.
Si sobreviven ver esta película significa que poseen una fuerza de voluntad y perseverancia fuera de lo común. Quedaron avisados, che.