No me gusta hablar de seres superdotados, espléndidos, fuera de serie. Salvo que ese ser se haya llamado Alain Resnais. Resnais ha sido el gran genio del cine francés. Imitado, admirado, copiado, amado.... odiado. Formó junto a Truffaut y Goddard un tridente de gloria para el celuloide francés que se dio en llamar " La nouvelle Vague " ( la nueva ola ).
A mi modo de ver no es posible hablar de ola y juntarlos. Los tres diferían en criterios, elecciones, soportes y memoria. Y de los tres Resnais fue el mas atrevido, el mas experimental y el que se atrevió a caminar en las cornisas de la creación cruda y absoluta teñida de irrealidad.Resnais ha sido por lejos el cineasta francés mas completo del que se tenga memoria: gran editor, un obsesionado de la luz y el montaje; detallista enfermo en el guion y vestuario ( que supervisaba personalmente ), increíble productor- participante en cada cuadro, cada toma, cada arista de composición; y ante todo, un estupendo supervisor de " continuidad". La continuidad en el cine hace referencia al grupo de auditores que estudian y aprueban las puestas en escena. Por dar un ejemplo.... en una película sobre la Segunda Guerra Mundial no puede aparecer un reloj fabricado en los ´60, o ropa que para la época no existía. La continuidad también alude a que si la película está ambientada en la guerra de Vietnam no aparezcan malayos o filipinos como extras ( tienen el pliegue epicántrico diferente ). Pues eso, Resnais era un loco de la continuidad, nada quedaba fuera de su ojo avisor.
Si bien Hiroshima mon Amour es su película mas aclamada.... mi favorita es El año pasado en Marienbad. La película es belleza desconcertante desde el inicio: no hay nombres, no hay cronología, solo lujo que estalla a los ojos, ambición descontrolada por explicar con pruebas y palabras....que no prueban nada. El alma y sentidos del espectador dan saltos continuos junto con los fotogramas que se bifurcan en una historia dentro de otra, sobre un lugar al que se hace referencia sin saber si existe, si las personas que lo nombran han estado allí; o si los protagonistas ( dos hombres y una mujer.... cuando no ) han tenido la oportunidad de verse a sí mismos, allá o acá, dá igual.
La puesta en escena es meticulosa, voluptuosa para la época. Los actores circulan entre las idas y vueltas y los cambios en la escenografía que nunca es la misma, todo cambia, al igual que la memoria y los recuerdos de los que estuvieron allí.... o no estuvieron. Nunca se sabrá si al final ellos fueron amantes ( ¿ si o no ? no estoy segura); si el esposo la cela o desea alimentar un poco la doble moral de los masoquistas del amor o si solo fue un sueño, uno mas en la cabeza de Resnais.
Se pueden imaginar que semejante argumento ( basado en la novela La invención de Morel de Adolfo Bioy Casares ) lleno de recovecos y autopistas discursivas despistó a mas de uno - me incluyo -. Porque hasta que le agarré el gustito a Resnais y su cine de una pretensión superadora y vanidosa pasaron años, canas y lecturas.
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