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Knife in the Water (1962)

El cuchillo en el agua es, en mi opinión, la mejor película de Polanski, la que mejor envejece y a la que no se le nota el paso del tiempo. Polanski muestra en ella solo la punta del iceberg de toda su genialidad para plasmar situaciones ambiguas, turbias, indiscretas, masoquistas, retorcidas, amaneradas y calumniosas. Todo en la película se reduce y engrandece ante un trío deseado en la inconciencia pero no tolerado ante la evidencia de las miradas, actitudes e insinuaciones réprobas y llameantes entre un apuesto, jóven y ¿ tímido ? huésped ( un total desconocido ) en un velero en el medio de la nada y con una pareja dispar formada por las circunstancias de la juventud y belleza de ella y la vanidad de él, un escritor ya entrado en la cuarentena con pocos atractivos ( salvo la cuenta bancaria ), una parquedad tonta y poco sutíl ante el juego que él mismo armó y que al final ya no quiere.....

Polanski es un genio y no es porque yo lo diga. Con el guión reducido a una máxima expresión de morbo, nada sutíl y con un encripatmiento voyeurista ( aunque suene contradictorio) , planos milimétricamente logrados, un ambiente reducido a un pequeño barco y tres actores que se sacrifican por amor ( porque también hay amor en la casualidad, la eventualidad y la fantasía sexual ) el pequeño cineasta polaco hizo una maravilla; cualquier otro hubiese hecho una porno, una cinta tonta de clase B o una refritada de planos sin contenido.

La historia, el montaje y la puesta en escena tienen una solidez asombrosa y la música acompaña procedentemente y sin estridencias el blanco y negro estupendo del film. Si yo fuese Ministra de Educación Visual ( ministerio posible en cualquier país.... aunque poco probable ) la pondría en la currícula de los ciudadanos como " visión obligatoria " junto con Being There y Ordinary People.


Roman Polanski, foto de Wikimedia Commons bajo licencia de Creative Commons.


Como no pude conseguir el trailer de la película, les pongo un fragmento. 





Tinker, Tailor, Soldier, Spy (2011)

 Smiley es, a mi entender, la síntesis perfecta de los memorables personajes de la guerra fría que inundaron las páginas de las tramas del brillante John le Carré. Smiley tuvo ( tiene, en la ficción que nunca acaba ) su contrapartida perfecta, el asombroso contrapunto de un ser mezquino, provocador y pendenciero, el astuto Control.

Todo se desarrolla en el Circus, nombre con el que se conoce el Headquarters del Servicio Secreto Británico. Control sospecha que hay un infiltrado en la cúpula máxima del Circus..... y el " topo" puede llegar a ser hasta el propio Smiley. Forzados ambos a dejar el servicio por ¿ viejos o anticuados.... o ambas cosas ? empieza el juego de desovillar la madeja, buscar el hilo de Ariadna que nos lleva a un final increíble. Con Control " suicidado" y con un Smiley siempre calmo, siempre centrado y medido la historia se cuenta sola en tiempo pausado y solemne, como todo lo de le Carré ( que dicho sea de paso..... antes de dedicarse a escribir con este seudónimo él mismo fue espía ).

La novela Tinker, Tailor, Soldier, Spy fue llevada brillantemente a la pantalla chica en 1979 en una superproducción de la BBC de 10 capítulos con en enorme Alec Guinness como Smiley. En esta ocasión le Carré no hizo concesiones: los diálogos son tal y como aparecen en su novela.... y hasta él mismo eligió actores y locaciones ( tal y como los imaginó ).

Pero a semejante ficción de espías donde nada es lo que parece le faltaba una película. Y ésta se filmó en 2011 con un elencazo y con le Carré otra vez supervisándolo todo ( obsesivo el hombre ). El poder de síntesis y las escenas estupendamente estructuradas permiten el lucimiento de los actores: John Hurt, Gary Oldman, Colin Firth, Benedit Cumberbatch - a quién ya tenemos hasta en la sopa - y Tom Hardy se sacan chispas en actuaciones fabulosas.

Un párrafo aparte para el " actor de actores " Gary Oldman. Porque si hay un intérprete unánimemente admirado por sus pares ( nada mejor ) es este maravilloso caracterizador y constructor de personajes. El que ya vio la película coincidirá conmigo: es un lujo poder verlo a Oldman, un lujo que no hay que desperdiciar.







 

Mephisto (1981)

 Las técnicas de supervivencia algunas veces dejan tatuajes que no se borran ni con obras geniales como Mephisto. István Szabó llevó al cine una adaptación bastante libre de la novela de Klaus Mann( mas que sui generis, a decir la verdad ) mezclando en la misma olla el Fausto de Goethe y la novela Doktor Faustus del padre de Klaus, Thomas Mann, que no quiso perderse el tren irresistible de almas vendidas al mal en pos de belleza, éxito, fascinación por la oscuridad, o la horrenda lujuria del dolor ajeno. El Mephisto de Szabó es una de las mas hermosas, duras, crueles y terribles películas que ví hasta ahora. Película que retrata como pocas la degradación de un alma creativa y sensible que, para poder permanecer en un statu quo mientras los nazis linchan, matan, torturan, aniquilan y degradan no hesita en coquetear con el abismo nazi.... un alma que no siente interés por nada mas que él mismo, sus interpretaciones y sus ambiciones.


István Szabó utiliza en este maravilloso film protagonizado por el increíble Klaus María Brandauer la manera delicada y elegante de justificar de haber sido informante de la policía secreta húngara durante los años de la guerra fría. Y de forma directa y clara toma el tema de la novela ( y no tanto ) de Klaus Mann para mostrar cómo un actor extremadamente talentoso trata de desarrollar su arte y su vida a la par del crecimiento del régimen nazi. Y de cómo el talento, el arte y el poder corrupto y descompuesto de los totalitarismos pueden convivir e inundar el alma plástica y maleable de un hombre que cree que con sus actuaciones, sus amantes, su carisma y su relación casi carnal y ambigua con los jerarcas nazis le darán inmunidad. Creo que Szabó se sintió en la piel de Brandauer, y trata de explicar lo inexplicable pariendo ( si me permiten la licencia del término ) un film que ha quedado para la historia y la memoria ( Oscar incluido ).

Klaus Mann, el extremadamente talentoso escritor hijo de Thomas, escribió su novela despechado y herido por los desplantes de su amante, el gran actor alemán Gustav Grundgens, ventilando las relaciones de éste con el régimen nazi sin piedad y sin reparos. Por lo que en realidad la novela no es tal sino que una biografía no autorizada de su ex pareja ( famoso por sus coqueteos con el régimen nazi ).
Como dato curioso.... Mann y Grundgens fueron cuñados a la vez de amantes, pues en Mefistofélico Gustav fue marido de la hermana de Mann. Vaya trama.

Foto de Klaus Mann, imagen de Store norske leksicon bajo licencia Creative Commons.








The Big Lebowsky (1998)

La cinematografía norteamericana tiene seres extraños llenos de encriptamientos, dobles interpretaciones y lenguajes figurativos. Esos seres que brillan no siempre esplenden por propia luz sino a través de sus películas fracasadas pero de culto - aunque también por sus éxitos, en algunos casos -.

Los hermanos Coen comparten, en mi opinion, el Panteón de directores de habla inglesa con Cintas de culto junto con Tim Burton ( Ed Wood ) y Christopher Nolan ( Memento ).

Porque The Big Lebowski es una Estrella fabulosa en los circuitos de entendidos, fanáticos y admiradores de los títulos cuya originalidad, atractivo kirtch, extrañeza y desarrollo único los consagran en el podio de admirables y admirados.

Al estreno del film no hubo largas colas para verla, fue un rotundo fracaso. La crítica la destruyó y los especialistas la tildaron de delirante. Pero con el correr de los años la cinta no perdió frescura, envejeció como vino gran reserva y empezó a entregar lo mejor de sí: su rebeldía, su entusiasmo, un fresco y atractivo hilo argumental muy bien logrado y con unas interpretaciones fabulosas. Y ni qué decir de los diálogos.... Los Coen saben escribir, saben contar historias y lo mejor de todo: están convencidos de lo que hacen y logran que sus intérpretes luzcan recién salidos del horno a comerse la pantalla.


Imagen de Flickr bajo licencia Creative Commons.





El Año Pasado en Marienbad (1961)

 No me gusta hablar de seres superdotados, espléndidos, fuera de serie. Salvo que ese ser se haya llamado Alain Resnais. Resnais ha sido el gran genio del cine francés. Imitado, admirado, copiado, amado.... odiado. Formó junto a Truffaut y Goddard un tridente de gloria para el celuloide francés que se dio en llamar " La nouvelle Vague " ( la nueva ola ).

A mi modo de ver no es posible hablar de ola y juntarlos. Los tres diferían en criterios, elecciones, soportes y memoria. Y de los tres Resnais fue el mas atrevido, el mas experimental y el que se atrevió a caminar en las cornisas de la creación cruda y absoluta teñida de irrealidad.

Resnais ha sido por lejos el cineasta francés mas completo del que se tenga memoria: gran editor, un obsesionado de la luz y el montaje; detallista enfermo en el guion y vestuario ( que supervisaba personalmente ), increíble productor- participante en cada cuadro, cada toma, cada arista de composición; y ante todo, un estupendo supervisor de " continuidad". La continuidad en el cine hace referencia al grupo de auditores que estudian y aprueban las puestas en escena. Por dar un ejemplo.... en una película sobre la Segunda Guerra Mundial no puede aparecer un reloj fabricado en los ´60, o ropa que para la época no existía. La continuidad también alude a que si la película está ambientada en la guerra de Vietnam no aparezcan malayos o filipinos como extras ( tienen el pliegue epicántrico diferente ). Pues eso, Resnais era un loco de la continuidad, nada quedaba fuera de su ojo avisor.

Si bien Hiroshima mon Amour es su película mas aclamada.... mi favorita es El año pasado en Marienbad. La película es belleza desconcertante desde el inicio: no hay nombres, no hay cronología, solo lujo que estalla a los ojos, ambición descontrolada por explicar con pruebas y palabras....que no prueban nada. El alma y sentidos del espectador dan saltos continuos junto con los fotogramas que se bifurcan en una historia dentro de otra, sobre un lugar al que se hace referencia sin saber si existe, si las personas que lo nombran han estado allí; o si los protagonistas ( dos hombres y una mujer.... cuando no ) han tenido la oportunidad de verse a sí mismos, allá o acá, dá igual.
La puesta en escena es meticulosa, voluptuosa para la época. Los actores circulan entre las idas y vueltas y los cambios en la escenografía que nunca es la misma, todo cambia, al igual que la memoria y los recuerdos de los que estuvieron allí.... o no estuvieron. Nunca se sabrá si al final ellos fueron amantes ( ¿ si o no ? no estoy segura); si el esposo la cela o desea alimentar un poco la doble moral de los masoquistas del amor o si solo fue un sueño, uno mas en la cabeza de Resnais.
Se pueden imaginar que semejante argumento ( basado en la novela La invención de Morel de Adolfo Bioy Casares ) lleno de recovecos y autopistas discursivas despistó a mas de uno - me incluyo -. Porque hasta que le agarré el gustito a Resnais y su cine de una pretensión superadora y vanidosa pasaron años, canas y lecturas.



Kurosawa y sus Siete Samurai (1954); y Sturges y The Magnificent Seven (1960) - No hablaré de la otra remake de 2016-

 Kurosawa entró en la historia del cine occidental con esta obra maestra protagonizada por el enorme Toshiro Mifume. Los 7 Samurai está considerada unánimemente una de las 10 mejores películas de la historia.

Kurosawa fue motivo, inspiración, alma y cuerpo de muchos grandes directores europeos y de USA que no tienen y no han tenido empacho para declararlo maestro a la distancia, motivo de análisis, desglose conceptual o adoración desmesurada.
Los 7 Samurai no es su obra cumbre ( es mi opinión, aclaro ) a pesar de tanto premio y tanto prestigio ganado, pero es la mas popular y conocida en esta parte del planeta.
La historia de cómo Los 7 Samurai son reclutados para defender a un pueblo de campesinos está perfectamente contada, con unos planos, secuencias, una artística y una reproducción histórica deslumbrantes. El film se lleva solo, se invoca y concentra en la retina. Es difícil olvidar tan solo uno de los fotogramas.

Y como corresponde, Los 7 Samurai tuvo dos remake western en USA que se llamaron The Magnificent Seven ( una filmada en1960 y la otra en 2016). De la de 2016 no hablaré. 
Sobre la de 1960, tuvo un reparto lleno de grandes estrellas de Hollywood: Yul Brynner, Charles Bronson, Steve Mc Queen, James Coburn entre otros.... pobremente dirigidos por John Sturges - quién no supo sacarle el jugo a tan magnífico elenco - y con una banda sonora inmortal bellamente escrita, dirigida e interpretada por el glorioso Elmer Bernstein.
La música, en este caso de la remake yanki, es lo mejor de la película.




Imagen de Flickr bajo licencia de Creative Commons (CC)











Saul Bass, o cuando los créditos fueron arte

Alguna vez las presentaciones, los créditos y los títulos de los films tuvieron un protagonista excepcional: el diseñador gráfico Saul Bass ( 1920-1996 ). Que no solo otorgó identidad de carácter autónomo y secuencial a la presentación de la obra cinematográfica, sino que por primera vez ese majestuoso momento de impacto primerizo, eternizado una vez que las luces del cine se apagan, tuvo perfil introductorio en la temática de las películas presentadas.

Los títulos de Bass empezaron a ser reconocidos y admirados porque eran de por sí de una carga dramática enhebrada y zurcida al celuloide que acompañaba, a la vez que sintetizaba de algún modo el fuerte impacto de color y visualidad extrema a todo el conjunto de la trama a presentar.
Bass evidenció una fuerte influencia del constructivismo y el futurismo - corrientes ambas que no fueron casi conocidas en la USA de la post guerra -; influencia tatuada en los relieves, las escalas cromáticas sincrónicas y punzantes que segundo a segundo instalaba en la pantalla.
Imposible nombrar todos sus trabajos y títulos diseñados, pero escribiré unos pocos: Éxodo, Vértigo, Psicosis, Espartaco, Cape Fear, Gran Prix, Casino, entre muchos otros.

El siguiente enlace contiene los mejores títulos de Bass.



On the waterfront ( 1954 )

La filmografía de Elia Kazan es extensa, muy cuidada y exquisita. Raro es encontrar un director ( que además era novelista y dramaturgo ) con tanta producción de excelente calidad y ausencia de golpes bajos. Salvo uno, que quizás y a mi modo de ver es su mejor película." On the waterfront" esta considerada una de las tres mejores películas de Kazan, pero es la que menos evoca un sentido auténtico de parte de el.

La cuestión es que Kazan, aprovechando sus dotes de escritor, cambio el argumento de la película ( en el guion original que se desarrolla en el puerto de New York debía haber una lucha por reivindicaciones laborales de los estibadores comunistas ) por uno mas acorde a la una irrealidad mentirosa y ficcional: el sindicato de estibadores liderado por la mafia. Kazan, de esta manera, vio la oportunidad de lavar su imagen ante Hollywood. Y no lo pensó dos veces. Debo decir que todo este entuerto se desarrollo en los '50 del siglo pasado ( era de caza de brujas impulsada por el Macartismo ) y que indirectamente justificaba un aspecto de la vida real de Kazan que aun hoy causa vergüenza: delato a sus ex compañeros del Partido Comunista ( partido al que pertenecía ); a actores independientes o de pensamiento liberal; y hasta denunció a productores e intelectuales que no le caían simpáticos ante la comisión liderada por el terrible senador McCarthy. Muchas de esas personas sufrieron deportaciones, excarcelaciones, amenazas, muchos se suicidaron y otros nunca mas pudieron volver a trabajar en la industria cinematográfica.

Kazan encontró en "On the waterfront" una manera elegante y retorcida de tratar de justificar lo injustificable, pues el personaje que interpreta Marlon Brando navega por el celuloide tratando de justificar y explicar por que esta bien ser un delator.
Mas allá de esto... el film es formidable.