Vi por primera vez El olor de la papaya verde en 1995, cuando se estrenó en Buenos Aires. Se proyectó en el Cine Gaumont, que fue una sala muy conocida y concurrida en la que de niña iba a ver películas en Cinerama y algunas de Cinemascope. Si alguien que lee alguna vez tuvo oportunidad de ver esa inmensa sala.... creo que en mi vida ví cine mas hermoso, monumental, con una pantalla gigante semicircular y unas butacas comodísimas, mullidas y con respaldo mas alto que las habituales para que las cervicales no empiecen a quejarse en medio de la película.
Tan grande era el Gaumont que de él se hicieron tres salas: una de 800, otra de 400 y otra de 300 espectadores. Hoy día se llama Espacio Incaa Gaumont y es una de las sedes del Instituto Nacional de Cine y Artes Visuales.El olor de la papaya verde no me conmovió ese día de su estreno acá; pero hace poco volví a verla y me encantó. Cuestiones de edad, 30 años son 30 años. El cine vietnamita tiene un ritmo, una estructura narrativa y un trayecto expresivo que en su momento no entendí, pero que ahora disfruto y agradezco no haberla tachado del todo de mi lista.
Del director no sé nada y no quiero googlear. De los actores tampoco sé nada, pero el chico que toca el piano sobrellevó con honor la parte de la historia que le toca. La niña actriz está muy bien; la grandota enamoradiza, no. Por lo demás.... hay que mirarla.
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